domingo, 28 de septiembre de 2014

Diferentes tonos de gris.

Buenas tardes. ¿Buenas? En fin, que absurdos son los saludos, más aún cuando no tienes ganas de fingir ser dócil cual gatito y prefieres gruñir, patalear, sentarte en el sofá y no moverte de ahí. Soy muy quejica, ¿verdad? Sí, no hace falta que lo afirméis, ya os lo digo yo, lo soy y mucho. Pero bueno, los días se llevan y evidentemente los hay mejores y peores, hay momentos y momentos, risas, lágrimas, enfados, reconciliaciones... menos mal que tengo a mi lado al mejor hombre que podía tener, menos mal que con una simple mirada sabe lo que sucede, y menos mal que puede entender donde está mi mente en estos momentos... algo lejos quizás, preocupada, un poco triste... vaya, lo importante es centrarse en las cosas y pasito a paso, con positividad. Siento no daros el motivo de porque estoy así, creedme, es mejor, un tema demasiado privado, delicado y familiar del cual me duele en el alma hablar. A veces creo que soy muy hermética, cuando creo que me resulta muy fácil expresarme y decir lo que siento, hay algo que cambia todo de nuevo... la vida, supongo. Me asusta pensar que estoy volviendo a mi camino de frialdad, ese del que conseguí escaparme hace tres años pero es que a veces te cruzas con diferentes situaciones en la vida que te hacen darte cuenta de cuales son las verdaderas prioridades, en qué cosas te tienes que centrar y esforzar y entonces abres los ojos, inevitablemente. Y abrir los ojos, mis queridos lectores, significa que en muchas ocasiones tengas que respirar hondo, aguantar las lágrimas en los ojos muy fuerte, y actuar, actuar por ti, no por nadie más, pensar en ti, no en nadie más. 
Caprichosa y cría seré un rato pero egoísta... egoísta no lo he sido jamás, quizá va siendo hora de serlo un poquito, ¿no?



Soy psicosis, sí. Estoy por coger ese cuchillo que tenemos en la cocina de la mazmorra del piso 4, ya sabéis, ese cuchillo que hay en todas las casas que es el único que corta decentemente. Y no, no planeo cogerlo para juguetear con él... más bien para convertirme en esa pequeña asesina en serie que seguro que hay dentro de mí. Vale, no, eso ha sonado fatal... En fin, ¿qué queréis que os diga? Es domingo, odio los domingos, todo lo que conllevan y mis pocas ganas de la maldita rutina, esta que me consume, que me hace recordar que el mundo es ese lugar carente de fantasía, de magia, de locura e impulsividad... rutina, no la soporto. A veces me gustaría ser lo suficientemente valiente como para coger una mochila, cargarla de algo de ropa, de todo el dinero que tengo e irme... experimentar, conocer lugares y gente nueva... Vivir. 


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