lunes, 20 de octubre de 2014

Esa caricia...

A veces pienso en todo lo que está significando esto para mí, y me asusto. Sí, lo hago, aunque por decirlo así pueda parecer una cobarde y quejica, tal vez lo soy, lo único que importa es que ese miedo me está dando plenitud. Pero no me malinterpretéis, el miedo viene dado de la adicción que me ha creado su presencia constante. ¡Qué haría yo sin tenerle a mi lado! Normalmente analizo mi propia situación, mis avances, mis objetivos... ¡Pero ojo! No solamente respecto a mi relación, ya sabéis que nunca me canso de decirlo pero supongo que una vez más no importa: cada uno tiene que tener su espacio, su vida, seguir su camino, tener su personalidad.
Bastante utópico es eso de vivir por y para alguien, ¿no? ¡Cómo si por tener más objetivos y metas en la vida fueses menos sumisa, Dominante, o lo que sea que eres! Yo creía que todos y todas teníamos bien clarito esto, pero vaya, aún hay muchas personas que siguen leyendo las 50 sombras del señorito Grey y que están más perdidas que un pulpo en un garaje (expresión en honor a Cedrick, que siempre me la dice). Antes de nada dejo claro que yo no soy el culmen de la experiencia ni sabiduría ni absolutamente nada en lo que a BDSM se refiere, probablemente yo también me incluyo en el grupo ese de "estar más perdida que un pulpo en un garaje", pero oye, por lo menos aprendo, trato con respeto algo que día a día me va absorviendo un poquito más, algo que está haciendo que me descubra a mi misma, que deje a un lado mis niñerías y me permita dar pasos en firme, que me sienta segura de quien soy y lo que quiero conseguir en todos los aspectos de la vida. Porque es eso, una forma de vivir, de sentir. Y digo que creía que todos teníamos claro esto hasta que el otro día me topé con una pregunta en Ask bastante desagradable. Ofende quien puede, no quien quiere, pero a veces da  miedo leer ciertas opiniones, ciertos puntos de vista. Dicha pregunta venía a decir algo así como que muchas sumisas que estábamos en Twitter o en Ask éramos unas bordes y que necesitábamos un buen Amo que nos (y cito textualmente) rompiese la cara a hostias. Podría decirle de todo a este sujeto, de veras, podría hacerlo, pero... Supongo que con eso se retracta, no hace falta nada más.
En ningún momento le di vueltas a la preguntita de marras, pero es que... No puedo evitar pensar en la tonta, sí, la tonta que caerá en manos de una persona así. Eso me lleva a la clave de esta entrada, a la suerte que tuve con Cedrick. A la terrible suerte que tuve con él.

Sé que parece que le idolatro y os aseguro que no hay cosa que más odie que eso. No me gusta contar únicamente las cosas buenas, creo que ya me conocéis un poco y lo sabéis, pero... ¡Es que con él hay demasiadas cosas buenas! ¿Cómo no va a haberlas? Justo hoy hablé de él en Twitter, de esa capacidad que tiene de ser el hombre más bruto del mundo y a la vez el más dulce. Creo que eso es esencial, ¿no? No entiendo a todos esos Amos que reniegan de ese lado más sensible, no tengo muy claro como llamarlo. Sea como sea el que me importa en MI Amo, y con él he vivido la historia más bonita que pueda haber vivido, (la cual espero y deseo que dure, dure, dure, dure... y dure toda la vida si puede ser posible). Sería muy morboso que me pusiese a narraros únicamente la parte sexual, pero... ¿Y esos pequeños detalles? Esos que muchas veces se escapan pero están ahí, esos que en realidad son los más importantes.



¿Lo veis? Esa. Esa es la caricia. Dejemos por un momento a un lado los azotes, las cuerdas, las cadenas, las agujas, los látigos... Dejemos todo a un lado un segundo. ¿Qué queda? Nosotros, simplemente. Para mí es esencial saber que está ahí, que aunque el Dom esté jugando con mi cuerpo, mi Cedrick sigue ahí, mimándome, cuidándome... Aunque exista el dolor, siempre sigue ahí el cariño.



Yo sé que los cuentos de hadas no existen, lo tengo más que comprobado. Sé también que las cosas no son un camino de rosas, que a veces duele, duele mucho, pero también hacer vivir, también hace ser feliz. 

Os diré algo, así en confianza, al fin y al cabo este es mi blog, ¿no? Debéis saber que Cedrick es un gruñón, un desordenado y a veces, no para de picarme. Nos enfadamos y cada uno se va a una habitación de casa ofendido, luego nos encontramos (normalmente a los cinco minutos) y nos miramos de reojo hasta que a alguno le entra la risa y hacemos las paces. Pero es que además, Cedrick es mi mejor amigo, con él me río a carcajadas, le cuento mis secretos, mis preocupaciones, mis sueños... Con él soy yo. Hay lugar para caricias, sonrisas, abrazos, lágrimas, besos, dolor, sexo, sesiones, enfados, reconciliaciones, castigos, juegos... Para todo. ¿Por eso soy menos sumisa? ¿Por eso él es menos Amo? Igual ni siquiera soy sumisa, tampoco penséis que me preocupa serlo o no, yo sólo soy yo, Andrea, no importan las etiquetas. Si él es feliz, yo soy feliz. 

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