miércoles, 8 de octubre de 2014

La luz de un día gris.

Nunca he sido muy amiga de los miércoles, pero este tiene algo de especial. ¿El qué? No me preguntéis, tal vez sea el hecho de que está lloviendo como si no existiese un mañana y que por suerte puedo estar disfrutando de ello desde un rinconcito en el que no me mojo, en el que disfruto de las vistas y el que puedo dejar la mente volar libremente. Creo que soy una privilegiada en este instante, y lo sería mucho más si ahora estuviese en su compañía pero evidentemente todos tenemos responsabilidades y obligaciones (afortunada o desgraciadamente, no lo tengo muy claro aún). Tengo una locura de sensaciones dentro, ninguna mala, eso es lo importante, pero aún así... No paro de flotar en una preciosa, blandita, y cómoda nube que me tiene tonta de remate.

Cuatro meses atrás tenía miedo, mil dudas y preocupaciones de si sería fácil o no vivir con mi pareja lejos de mi ciudad, gente nueva, nuevos proyectos, una independencia que nunca había tenido, unas obligaciones nuevas, una etapa completamente diferente en mi vida. ¡Las lloreras que tuve por todo esto! Y lo tonta que me siento ahora que han pasado los días, las semanas. Sé que llevamos poco tiempo viviendo juntos y pese a tener nuestros pequeños malentendidos o baches, las cosas van increíblemente bien. Si me preguntaseis si a día de hoy sabría hacer mi vida sin esto que tengo ahora os respondería sin dudarlo que es imposible, es tan imposible que asusta. Sé que lo ideal es que cada uno sea independiente, ya me entendéis, que pese a ser Amo/sumisa, yo tenga la capacidad de actuar según creo, sin cambiar quien soy, sin dejar de hacer las cosas que siempre me ha gustado hacer, sin perder nada de mí, de esa "esencia" que tenemos cada uno. Evidentemente lo hago, tengo muy claro que nadie va a cambiarme, aunque tampoco nadie lo ha intentado jamás, al menos no mi Amo, mi Cedrick. Sigo siendo la loca, rara, friki, aburrida, caprichosa, mimosa, y mil cosas más, que siempre fui, pero supongo que hago una cosa mal en todo esto... ¿Cuál? No saber vivir sin Él.
Tal vez para algunos no es algo tan grave, ¿no? Pero lo es. Lo es hasta el punto de que me he lanzado al vacío, creo que lo hice hace tres años, aquel 14 de julio del 2011 en el que comenzamos con una relación que jamás creí tener.
En fin, cuando hablo de lanzarme al vacío me refiero al hecho de haberme atrevido a dar ese paso, de abrirme a alguien evitando los miedos, las inseguridades, o los mil problemas que pudiera tener, que ambos pudiésemos tener. Puede parecer una tontería pero no es sencillo, no lo es en absoluto, sobre todo cuando tenemos nuestras sombras y nuestra situación es complicada. Nunca sabes si abrirte y lanzarte al vacío va a dar buenos o malos resultados, siempre es una de las dos opciones pero... quien no se arriesga no gana, ¿verdad? Y yo me arriesgué. Creo que he ganado, de hecho... y robándole una frase a Cedrick que siempre me dice: "Se me agotó toda la suerte el día que te conocí". Sin duda lo hizo, sin duda ese fue el día que más suerte tuve en mi vida.

No importa nada más, únicamente somos Él y yo, nuestro mundo, la relación que juntos hemos construido, nuestros planes, nuestros proyectos, nuestra vida... Es Él. Y sí, no sé vivir sin estar a su lado, ¿cómo voy a saber hacerlo?

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