miércoles, 22 de octubre de 2014

Prólogo. La noche en guerra.

La guerra. No había nada peor en este desgraciado planeta. Primos, vecinos, incluso hermanos... nada ni nadie importaba cuando se trataba de salvar la vida, nada ni nadie debía cruzarse en tu camino, si eso sucedía... si eso sucedía lo último que tus ojos verían sería la noche clara de aquella primavera, las miradas de derrota de tus camaradas y un fusil apuntando hacia tu cabeza. Aquella era la noche en guerra, una noche más.

Arrastré la maleta de debajo de la cama, la pateé con furia, con odio. Arañé el cuero, lo traté de desgarrar. De nada servía, no había absolutamente nada que yo pudiera hacer, incluso las lágrimas se habían agotado, todas las emociones... ¿dónde estaban? Únicamente permanecía el odio. El maldito odio.
-Me has dejado sola, Isidro... y me prometiste que nunca lo harías.- la voz se me quebró.
Golpeé la maleta con los puños y me dejé caer en el suelo, acurrucándome como una niña pequeña.
Tan sólo hacía una semana que me había prometido a mi misma no volver a pisar aquella casa en la que antaño había vivido. Los recuerdos impregnaban todas y cada una de las paredes, de las esquinas, de los objetos inanimados que hasta entonces habían parecido tener vida. El olor de mis hijos todavía estaba allí, sus risas, sus travesuras, su inocencia... Mi Bernat, mi Ariane y mi dulce Pablo. Todavía no terminaba de creerme que hubiese tenido el valor suficiente de llevarlos hasta aquel barco, de ignorar sus miradas suplicantes. 
Ver todas las familias destrozadas, entender lo que sentían, escuchar sus llantos y tratar de sobrellevar ese momento sin el apoyo de mi Isidro. El pobre, mi valiente y hermoso marido, el hombre de mi vida. Recordaba como si fuese ayer los días en los que paseábamos a nuestros hijos por la plaza de la ciudad, cuando le veía darles caramelos a escondidas, cuando leía miles de libros junto a Ariane y cuando reía ante el ingenio y talento de Bernat. Recordaba las noches que pasábamos despiertos, besándonos, amándonos. 
Juntos habíamos planeado enviar a nuestros hijos a Francia, y juntos habíamos decidido también que cuando la República venciese, los traeríamos de nuevo a casa, unidos de nuevo. 
Pero Isidro ya no estaba, y nunca estaría. Una noche se lo habían llevado... y junto a él, se habían llevado mi alma. 

Cerré las manos en un puño, clavándome las uñas, tratando de sentir algún tipo de dolor. Ya no existía ni siquiera eso. Ya no había nada en mí, absolutamente nada.
Mi cabeza no borraba la imagen de mi pequeño Pablo agarrándose a mi falda como si la vida le fuese en ello, de Bernat separando la diminuta mano de su hermano y de mi preciosa Ariane frotándose los ojos con furia para no llorar.
Mis hijos. Deseaba que fuesen felices, que jamás olvidasen lo mucho que le querían sus padres. Allí en Francia vivirían bien, yo lo sabía, estaba segura de ello. 

Pese a haberme levantado convencida de que debía huir de allí, pese a haber guardado mis pocas pertenencias en esa vieja maleta... pese a ello, ya no me quedaban fuerzas.
Escuché la alarma sonar como un murmullo lejano. No dudé, no era necesario hacerlo. Ni un músculo de mi cuerpo se movió. Aquel era mi lugar. Las risas de mis hijos, las caricias de mi marido... allí debía estar, en mi hermosa Guernica... aquel 26 de abril del año 1937.




Os preguntaréis qué es esto... Pues bien, gracias a una persona apodada L, la cual me deja unos comentarios que agradezco muy mucho en mi Ask, he dado el paso a enseñaros el prólogo de la novela que hace unos meses empecé a escribir. Espero que os guste, sé que ni muchísimo menos soy una buena "escritora", no es más que una pasión frustrada, que algo que me encanta hacer, pero en fin, si os puedo acercar un pedacito de mí mostrándoos esto... ¡Yo feliz cual perdiz! Acepto todas las críticas, eso de antemano pero... ¡No seáis muy crueles! 

4 comentarios:

  1. La verdad que esta bien, lo unico que me deja no se con un poco de desasiego es que no decida huir ya que hay que reconocer que lo lei por encima hasta que lei la parte de en mi hemosa Guernica... aquel 26 de abril de 1937. Ese es el dia del bombardeo de la Legion Condor, asi que me gustaria saber porque no decide huir con sus hijos ya que la mejor idea era correr y no parar

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    1. Verás, Emilia decide no huir porque realmente ya no tiene fuerzas. Ella envió a sus hijos a Francia para que pudiesen tener un futuro, para que viviesen bien, pero ella y su marido tenían la esperanza de que la República vencería. Estás en lo cierto, ese día es el bombardeo a Guernica por la Legión Condor, por eso añadí el nombre de la ciudad sólo al final. Ella ya ha perdido a su marido, está destrozada y simplemente... no puede más. Escucha la sirena, pero se queda allí, en su casa, con sus recuerdos que es lo único que le queda. Sus hijos siguen vivos, ellos no saben nada... por eso tienes justo ahora el primer capítulo de la novela, justo el que va después de este Prólogo y está contado por la hija mediana de Emilia, se llama Ariane, te lo dejo por si lo quieres leer: http://elmundodeanpoulain.blogspot.com.es/2014/10/capitulo-1-ariane.html
      Cada capítulo está narrado por un personaje diferente, me gusta poder contar todas las perspectivas de la historia, por ahora te adelanto los protagonistas del libro, los cuales todos narran la historia desde su punto de vista: Ariane (la hija de Emilia que es la protagonista principal), Eduard (un nazi muy importante en la historia), Bernat (el hermano mayor de Ariane), Gabrielle (la vecina y amiga judía de Ariane), y Christa (la mujer de un oficial nazi). Si me decido a subir más capítulos ya irás viendo. Espero que te vaya gustando :)

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  2. Hola An! No me puedo creer que tuvieses esto escondido! Está super bien!! He visto que has subido el primer capítulo así que voy directa jijiji Muchas gracias por haberte atrevido a compartirlo con todos! Me encanta como escribes!

    ¡Oh! Gracias a ti por responder siempre tan bien a las preguntas, es un placer leerte siempre!

    L

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    1. Me alegra verte por aquí, L :) gracias a ti por pasarte y por comentar y darme tu opinión de si te gusta o no, me dio una vergüenza terrible el subir el Prólogo y el primer capítulo, te lo prometo... ¡Pero bueno, no me arrepiento de haberlo subido! :P

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