miércoles, 9 de julio de 2014

A mil por hora.

¿Pensabais que me había esfumado? ¡Jamás dejaría a un lado este blog que tantas satisfacciones me está proporcionando! Escribir es una vía de escape fantástica. Puedo expresar lo que siento sin miedo a nada, dejando fluir todas y cada una de mis emociones, siendo yo misma ante todos los que dedicáis unos minutos a leer todo esto, por lo que sin duda debo deciros que... ¡gracias! Gracias por permitirme ser quien quiero ser y por acoger lo que siento. 
Si no pude escribir ningún post durante estos días fue por el tremendo estrés que supone buscar piso. Si leéis mi Twitter ya estaréis enterados, pero vaya... ¡nunca imaginé que sería tan agobiante! Todo lo que me está sucediendo últimamente es como una carrera de fondo y la verdad es que me estoy dando cuenta de todo lo que supone justo ahora. Son un montón de sensaciones contradictorias con las que tengo que lidiar, y realmente estoy un poco perdida. Le tengo a él, por supuesto, sin su ayuda nada sería lo mismo, pero aún así... ¿Nunca os ha sucedido eso? En este instante siento que le necesito más que nunca o acabaré por derrumbarme, sé que quizá mi comportamiento suena estúpido, y probablemente lo es, pero... ¿qué hago? No puedo ni quiero mentir.

En situaciones como estas es cuando me doy cuenta de lo niña que soy aún, de lo muchísimo que tengo que madurar, pero al menos me reconforta saber que yo misma soy consciente de mis errores. Temo que todo esto se me venga grande, pero no le defraudaré, él confía en mí, y por supuesto yo confío en él. Llevamos juntos tres años, compartiendo muchas cosas, aprendiendo, superando obstáculos, queriéndonos, a veces incluso "odiándonos"... pero siempre juntos. Tras estos tres años lo que siempre he deseado es que me dijese que era el momento de comenzar una vida en común, ya sabéis, de compartir todo mucho más de lo que podíamos hacerlo hasta el momento, de que nuestra relación diese ese paso más que nos faltaba y ahora que ha llegado el momento... ¡estoy nerviosa y un poco asustada! Supongo que es normal que lo esté, nunca he pasado por algo así, todo va a cambiar. Mi vida va a ser totalmente diferente, y no lo digo por el simple hecho de que voy a vivir con él, si no que es mucho más, estaré lejos de mi familia, viviré en otra ciudad, no conoceré a nadie... a medida que se acerca el momento mi corazón late más fuerte. Tengo tantas ganas y a la vez tantos nervios... 





No quiero que las cosas se malinterpreten y antes de que penséis mal o de que parezca algo que no es, aclaro una vez más que: ME MUERO POR IRME A VIVIR CON ÉL. Lo que sucede es que todo esto es nuevo para mí, soy muy joven, soy muy inexperta y... quiero que las cosas salgan bien. Es más, sé que saldrán bien, pero no puedo evitar que en este instante, a medida que se acerca el día de irme, mi corazón esté frenético.
Comienza una nueva etapa en mi vida, una etapa muy importante, y es ahora cuando debo demostrar (sobretodo a mi misma), que soy una mujer responsable, que puedo superar los obstáculos yo sola, que puedo conseguir todo lo que me proponga, y lo haré de su mano, sí. Pero lo haré yo porque puedo con ello, porque quiero avanzar y vivir. Vivir con una intensidad y pasión con la que no he vivido nunca.

Por una parte es como si mi infancia quedase atrás, como si al fin diese ese paso que hasta este momento nunca me he atrevido a dar, y supongo que es comprensible que eso me asuste un poco, pero yo no me rindo, quizá en otras situaciones de la vida lo hice, pero ahora jamás, rendirse no es una opción. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario