viernes, 11 de julio de 2014

Necesitarte.

Tal vez sea por culpa de todas las emociones tan intensas que he vivido estos días, o quizá simplemente es porque era el momento de ponerse así, algo más sensible, más propensa a tener uno de esos días de llorar sin control, pero que yo últimamente estoy muy "pro vainilla" es un hecho probado. Quién lo iba a decir... la pequeña An reconociendo esto. No me malinterpretéis, creo que todas las relaciones tienen sus momentos, y creo que incluso un Amo y sumisa también pueden permitirse tener de vez en cuando relaciones más convencionales, pero que yo lo diga es raro... muy raro. En realidad, cuando paso mucho tiempo sin tener sesiones algo más fuertes en las que poco a poco voy superándome a mí misma, descubriendo nuevas experiencias, dejando atrás absurdos límites... ¡me desespero! Es algo que necesito como respirar, por eso muchas veces me pongo caprichosa, contestona... como buscando de forma inconsciente algún tipo de castigo. ¡Tonta de mí! Él mejor que nadie sabe lo que quiero, y no dármelo es el mejor modo de castigarme, lo sé. Lo que ocurre es que estos días tengo una sensación diferente, necesito besos, mimos... ya sabéis. 

Como os digo, probablemente es porque estos últimos días han sido toda una locura de sentimientos. El estar asustada por algo nuevo, el no saber como serán las cosas... y la euforia posterior por conocer que el día tan esperado, el de irnos a vivir juntos, se acerca. Creo que todo eso ha influido en la necesidad que tengo en este momento. Y me gusta, la verdad.
Aunque suene patético, aunque conociéndole, quizá él no me lo permita, llevo un día entero fantaseando con pillarle por sorpresa, despacito, tratando de que se acostumbre a mi arranque de iniciativa, ponerme de puntillas, rodear su cuello con mis brazos y darle un beso dulce, de esos que adoro darle cuando él me deja hacerlo. Es una sensación maravillosa, se queda quieto, con los ojos entreabiertos observando lo que voy a hacer y yo simplemente me dejo llevar, jamás olvidando donde está mi sitio, pero sí que deseando y esperando hacerle sentir y demostrarle todo lo que siento por él, que no es poco. Y cuando el beso acaba, es ahí cuando me agarra la cara con sus manos, sonríe y sonrío en su boca, y vuelve a tomar el control. Porque nosotros somos así, hasta cuando estamos más vainilla él es un dominante, hasta cuando me manda que me ponga encima de él controla la situación. Doy gracias a que sea así, al fin y al cabo, eso es lo que me gusta, eso es lo que me hace feliz. A ambos nos hace felices.


Me pongo tan nerviosa en esas ocasiones en las que parece que tiene toda la paciencia del mundo para torturarme de placer... Parezco una muñequita frágil en sus manos, aunque en realidad, eso es lo que parezco siempre, sólo que en esos instantes siento que soy capaz de explotar en
mil pedazos, no os lo podríais imaginar.

Desde el minuto cero sabe como volverme loca. Sus manos conocen demasiado bien mi cuerpo, mejor que las mías propias, ¿pero cómo no iban a hacerlo? Es el primer hombre con el que comparto mi vida, con el que experimento cosas de este tipo. Quién iba a decirlo, ¿verdad? Llevo a su lado desde los diecisiete años, ya han pasado tres desde entonces y todo sigue siendo como el primer día, como si descubriese mi cuerpo desnudo una vez más sólo que ahora, lo conoce hasta niveles insospechados. 



¿Pero qué os voy a decir yo? Si estoy completamente enamorada de él, si es el único capaz de hacerme sentir todo esto. A veces me pregunto que sería de mí sin él, y la verdad, por muy horrible que pueda sonar: no sé que sería de mi vida. Sé que a pesar de todo, soy una mujer independiente, y él es el primero en recordármelo, en hacerme ver que soy responsable y fuerte, que puedo conseguir todo lo que me proponga, que aunque sea su "niña pequeña", también soy su mujer, también soy madura y tengo las cosas claras. Pero yo sé que el pilar fundamental que me sostiene es su presencia, es su apoyo, su cuidado, su protección... es respirar su olor y saber que estoy en casa, es saber que le he decepcionado y sentirme la peor persona del mundo... Sé que nunca se puede decir nunca, soy totalmente consciente de ello, pero... tengo mis serias dudas de que algún día pueda dejar de sentir todo esto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario