sábado, 19 de julio de 2014

自由

Libertad. Es una palabra preciosa, ¿no lo creéis? Cada vez tiene más sentido en mi vida y aunque suene muy repetitivo, nunca me he sentido más libre que con mi entrega. Las cosas cada vez me resultan más fáciles, y aunque sé que esto es un continuo aprendizaje, me motiva de una manera exagerada el hecho de ir superando esas metas y propósitos que yo misma me he ido marcando.

No puedo evitar que me sorprenda a mi misma más que a nadie el hecho de como he ido progresando, de como ciertas cosas en mi vida han cambiado. Ahora miro atrás, recuerdo cuando no estaba junto a Él, y no logro entender como fui capaz de llevar las cosas yo sola, como pude estar tan perdida y no darme cuenta. Tengo que admitir que siempre fui una persona algo diferente, desde muy pequeña me costó encajar con los demás, sentirme cómoda para ser yo misma, para hablar de mis cosas sin miedo a sentirme rechazada. Ese era un gran error en mí, el ser tan insegura, el preguntarme mil veces si los demás me verían bien, si les agradaría mi forma de ser... ¡me arrepiento demasiado de esa etapa! Pero bueno, supongo que ser insegura no es algo que se pueda elegir, y por suerte, he aprendido a alejar esos absurdos miedos de mi vida.
Sé que puede llegar a ser complicado de entender pero... ¿nunca os ha pasado eso de sentir la energía que transmite una persona? A mí me sucede constantemente. Cuando hablo con alguien, al instante me doy cuenta de lo que transmite, bien sea algo negativo o positivo, pero me doy cuenta. Un extraño sentido que tengo, es como si una "alarma" dentro de mí me advirtiese de: "Cuidado, esta persona no es trigo limpio", o por el contrario: "¿Cómo puede ser tan encantad@r?". El caso es que cuando conocí a mi Amo sucedió algo así, desde el primer momento sentí esa chispa, esa unión especial que sólo se puede sentir con determinadas personas. Las primeras palabras que cruzamos ya me hicieron verle de un modo diferente, y pese a sentir esa parte de timidez que aún me invade hoy en día cuando estamos juntos, fui totalmente yo misma, sin miedos de ningún tipo. Creo recordar que nunca dije tantas tonterías juntas, que nunca me había reído tanto con alguien, pero sobretodo, jamás me había sentido tan bien, tan libre.
Esos pequeños detalles son los que a día de hoy me hacen darme cuenta de todo lo que significa esto. Han pasado tres años desde entonces, y evidentemente nuestra relación ha progresado hasta el punto de que dentro de un mes nos iremos a vivir juntos. ¡Quién me lo iba a decir tiempo atrás! Sin duda, esto es lo que siempre he necesitado en mi vida. Sigo siendo esa chica diferente que se pasa más tiempo del que debería en su particular mundo de los sueños, sigo siendo esa chica friki, esa que a veces es un poco caprichosa y gruñona, esa a la que en un millar de ocasiones le gusta estar en compañía de un libro y de nadie más, esa chica que a veces se lo pasa de lujo haciéndole rabiar, pero sin duda, soy esa chica que es suya, y sé todo lo que eso implica. Nunca me sentí tan plena y esa es la realidad.
Él me hace ver que puedo ser yo misma, Él me quiere por quien soy y me ayuda a mejorar, a dejar atrás esas bobadas que formaban parte de mi vida antes de que Él apareciese en ella y que de vez en cuando, deciden salir una vez más. Nunca me he sentido tan segura desde que estoy a su lado, y aunque es normal que a veces continúe teniendo inseguridades, a su lado soy capaz de superarlas y de sentirme preparada y capaz de afrontar cualquier cosa. Así que sí, por muy repetitivo que pueda llegar a sonar... ¡Soy libre! ¡Soy la mujer más libre del mundo siendo su sumisa y dando todo por Él! ¿Por qué? Pues porque Él me lo da todo a mí y como dije el otro día: yo soy suya, sí, pero Él es mío.

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