martes, 1 de julio de 2014

Eres mi propio Sol.

Es gracioso, hace tan sólo unos segundos estaba quejándome en Twitter de que en mi ciudad no para de llover, de que añoro un mísero rayito de Sol y poder ir a la playa con él... al fin y al cabo, vosotros sabéis mejor que nadie lo maravilloso que es ir a la playa con tu pareja. Nunca fueron tan deliciosas esas tardes. Primero nos echamos crema tocando más allá de los "límites permitidos", después vamos al agua, nos rozamos, jugamos... y como soy una miedica y soy incapaz de soltarme de sus brazos porque tengo pánico al agua, él me hace rabiar y juega más conmigo. ¡Sí, quiero que deje de llover, no puedo evitarlo!
Lo que sucede, es que justo ahora, mientras miraba por la ventaba de mi habitación, pendiente del reloj ya que en tan sólo media hora vendrá a casa a verme, y pensando sobre qué dedicaría mi post de hoy aquí en el blog... me he dado cuenta de que en realidad me quejo de vicio. ¡No necesito nada! Claro que no. ¿Qué importa el Sol? ¿Qué importa si llueve, si diluvia? ¿Si de pronto empezase a nevar en pleno Julio? Me da igual. De hecho creo que he llegado a un punto en el que todo me da igual, todo excepto él y el mundo que nos rodea a los dos, vaya, todo menos nosotros.

Probablemente estáis más que hartos de escuchar o leer en diferentes lugares este tipo de sentimientos, supongo que es algo normal, pero pienso que todas las personas viven las cosas a su manera, al fin y al cabo somos diferentes, ahí reside la gracia del asunto. Pero aún así no puedo evitar decir lo que siento, por muy empalagoso o ñoño que pueda parecer. No me creeríais si os dijese que hace tiempo yo me reía de las parejitas que iba viendo por la calle en modo "romántico", ni siquiera hubiese podido imaginarme que acabaría de este modo, con una persona a mi lado durante años, siendo suya... completamente SUYA. Dando lo que doy por él, aceptando sus castigos, tratando de mejorar diariamente, guardando sus palabras de amor y sus caricias como los regalos más preciados... no, jamás lo hubiese imaginado. Jamás se me hubiese pasado por la cabeza que necesitaría tanto a alguien, que no podría vivir sin esa persona, porque esa es la realidad... ya no sé vivir sin él, y no me avergüenza decirlo. 




Y que sepáis que sólo faltan diez minutos para que llegue. Teniendo en cuenta lo puntual que es ya puedo darme prisa en terminar de escribir este post... menos mal que todo está listo. De hecho, tendríais que verme en este instante... tengo a esas estúpidas mariposillas rondando mi estómago, ¡estoy nerviosa! ¡tengo ganas de él! tengo ganas de que me use, de que me folle... lo necesito. No tengo ni idea de lo que me deparará la mañana, él tiene sus planes, como habitualmente. Por lo pronto me pidió que le esperase vestida de un determinado modo. ¡Estoy impaciente! Sea lo que sea... os mantendré informados (siempre y cuando él me deje, por supuesto.

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